martes, 7 de diciembre de 2010

Reyes Magos, Santa, Niño Dios, ¿Qué le enseño a mi hijo?


Comúnmente empiezo a escribir algo para mi blog y algo pasa, mi cachorrito se despierta, tengo que salir, hay otras cosas que hacer y nunca termino de escribir, ya les he contado anteriormente de este problema, tengo la inspiración de escribir algo, pero la inspiración cambia y me deja con un montón de post a medio escribir.
El día de hoy leí un pequeño relato en una revista gratuita llamada “Diario con tu bebé” que me regalo la pediatra de mi pequeñito, antes de transcribir dicho relato les diré lo que algunos ya saben, soy muy soñadora, amo la fantasía y el uso de la imaginación, adoro la ciencia ficción y me fascina compartir eso con mi pequeñito. Parezco una niña,  algo dentro de mi sigue creyendo en Santa, tanto que lloro con las películas, aunque sé son fantasía... Bueno yo pensaba ser como niña, pero al leer este artículo me di cuenta que no todos los niños somos iguales:
Titulo: El ser, la nada y los reyes magos.
Autor: Mónica Braun.
“Nunca, ni cuando iba al kínder, he creído en monarquías de ningún tipo, ni políticas ni religiosas ni mitológicas ni navideñas. O sea que he renegado de la Reina Isabel tanto como del reino celestial, y que así como nunca creí en el Rey Midas, tampoco en los reyes magos.
Obviamente, tampoco pensé nunca que un señor gordo vestido de rojo me trajera los regalos con los que llegaban en navidad mis tíos, porque era evidente que los traían los tíos, que el gordo no cabía en la chimenea ¡y que en mi casa no había chimenea!
Sí, yo también, como los enanos comencé desde chiquita, y desde mi más tierna infancia he sido hereje y atea. Y por eso, desde chiquito, le dije a mi hijo que no existían los monstruos ni los seres fantásticos que habitaban sus libros y sus películas. Y que si la buena noticia es no existen ni el coco ni los vampiros, la mala es que tampoco hay haditas protectoras, ni ángeles de la guarda, ni niñitos dios ni cosas así. Y ni falta que hace, porque con su aparente simpleza resulta que el mundo es asaz complicado.
Ese tipo de diálogos filosóficos sostuve con mi hijo hasta sus dos años, pero luego, agobiada por la presión del kínder, que nos obligó a atar una cartita a un globo y soltarla en grupo para que llegara hasta los Reyes Magos, caí en la locura generalizada de esconderle sus regalos y armarle el cuento chino correspondiente.
La verdad me divertí mucho con su reacción de pequeño ex bebé recién liberado de los pañales cuando, en un acto artero que algún día deberé discutir con mi psicólogo, lo hice participe de la farsa al poner un platito con agua para el camello de Gaspar, unos cacahuates para el elefante de Baltazar y unas ramitas de perejil para el caballo de Melchor. Los animalitos vendrían cansados de su viaje desde el Oriente y tenían que reponer fuerzas.
La cara de mi hijito a la mañana siguiente, cuando el plato estaba vacío y tres regalos lo esperaban junto a la cama no se me olvidará jamás. El niño tenía la “evidencia” de que los reyes habían venido, y sin embargo no se podía explicar cómo diablos había logrado entrar por su puerta un elefante. Desde entonces he repetido el rito, por volver a ver esa cara de estupor y luego de felicidad, año tras año, para mi vergüenza.
También a sus dos y tres años le dije que Santa no existía, pero me tiro de a loca y siguió hablando de él como si fuera más real que el portero del edificio. Luego he claudicado y lo he dejado creer lo que quiera.
Cuando murió su nana, y él me preguntó llorando dónde estaba, le contesté que en ningún lugar. Yo no entendí El ser y la nada de Sartre y no es de extrañar que mi hijo, a los cuatro años, tampoco haya podido entender ni el concepto del Ser ni mucho menos el de la Nada. Pero no faltó quien, para consolarlo, o tal vez creyéndolo en realidad, le dijo que su nana estaba en el cielo.
Pronto condescendí, para consolarlo, y le dije que algunas personas, religiosas, creían que al morir las almas se iban al cielo, donde eran eternamente felices, y que desde ahí su nana lo cuidaba y era feliz viéndolo crecer. Sin duda, eso lo consoló tanto que desde entonces, cuando me dice que su Tuchi está en el cielo, yo le digo que si, que ahí esta muy contenta. O que al menos, si el cielo existe, con toda certeza ella está ahí muy feliz y quitada de la pena.

No puedo negar que, aunque dejaré que mi hijo estudie lo que se le dé la gana y no podré evitar que crea también en lo que se le dé la gana, me encantaría que de adulto fuera un científico muy serio y, desde luego, ateo. Pero trataré de no decírselo para que no se vengue de su madre algún día volviéndose cura o contador público. Ya se sabe lo ingratos que pueden ser los hijos”.
Así concluye el artículo y me encanto porque somos bien diferentes, a mi jamás me dijeron que existían los reyes magos o santa, pero claro siempre nos daban nuestros regalos y nos recordaban que no les dijéramos nada a los demás niños, en ocasiones íbamos a elegir nuestros regalos el mismo día, tampoco fuimos nunca de ir a la iglesia, hacer primera comunión, ni nada parecido.

Bien dicen que cada persona es un mundo, yo estoy completamente convencida de enseñarle a mi hijo sobre los reyes magos y Santa, le hablo del mundo de fantasía y de seres mitológicos, le leo cuentos de todo tipo e invento historias de un niño llamado Leonardo. 

Me divierto y me encanta, sin embargo no tengo la menor idea de lo que vaya a pasar el día de mañana, tal vez mi hijo no crea en nada de lo que yo creo, tal vez se vuelva como la escritora del artículo, la verdad no sé si estoy preparada para que eso pase, al igual que ella siempre respeto las decisiones de mi hijo, aunque a su edad no son muchas y no son diferentes a lo que yo le digo, siempre digo que en su momento él elegirá su música favorita, su deporte favorito, su equipo de futbol, su universidad, su carrera, sus amigos, etc., pero en el fondo tal vez quisiera que le gustara lo mismo que a mí, que compartiéramos todo, pero aun no sé qué pasará, tal vez es muy pronto para preocuparme, pero espero siempre tener un poco de cordura, un poco de sabiduría y por supuesto mucho amor para respetar cada decisión que tome.

No soy psicóloga y no tengo la menor idea si sea bueno o malo hablar sobre esta fantasía a nuestros hijos, pero creo firmemente en NO obligar a los hijos a hacer algo que no quieren, dentro de lo que nosotros consideremos bueno, con los valores que queramos inculcarles y dentro de lo prudente, respetar y amar a los hijos. Yo agradezco que mi familia me respete aunque no comparta mis ideas y creencias, deseo hacer lo mismo con mi hijo. 

Un beso a todos y gracias por leerme.

8 comentarios:

  1. Mi mamá nos hizo creer en los Reyes solamente, recuerdo que yo solía dejar galletas y agua para ellos, fue horrible cuando descubrí que no existían, yo tendría como 8 años calculo, me asome por mi ventana ansiosa por que no sabía si ya habían llegado o no y accidentalmente vi a mi papá tirando el agua de las cubetas sobre el jardin de la casa. Todo un drama.

    Mi pequeño cree (sinceramente ya no se si lo crea) en los Reyes, nosotros no le hemos inculcado la creencia en ninguna religión pero si somos muy insistentes en los valores, hemos decidido que él tiene que tomar sus propias decisiones con respecto a las creencias religiosas.

    Me encantó saber que cuentas historias a Leo con un personaje homónimo, sería lindo que las compartieras.

    Becho!!

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  2. Creo que eso es normal... mi mamá es muy religiosa, y yo nada... bueno, sí creo en Dios, pero no creo en muchas cosas que hacen y dicen en la Iglesia, para mí no representan lo mismo, así que ese tema con mi mamá está prohibido, salimos peleadas...

    Pero es bonito que los niños tengan esa ilusión, al menos yo todavía recuerdo con cariño esos días en que no podía dormir para esperar a los Reyes, y ahora lo vivo con Gabriel, pero aún me emociono más que él...

    Seguro nuestros niños pensarán diferente a nosotros y ojalá tengamos el amor y la sabiduría para aceptarlo, nos apoyaremos unas a otras =D jiji

    Saludos!

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  3. Mis padres nos criaron sin ninguna de esas cosas... sin fantasìas y sin miedos... fue dificil especialmente por las presiones de familiares, y el cole.. pero mi padre razonaba con nosotros, y la final nos daba pena que otros niños vivan engañados... la verdad agradezco la forma de educarnos de mis padres.. sin falsas ilusiones, ni miedos injustificados.

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  4. Los niños viven de fantasías, eso es un hecho.

    Mi familia es netamente católica, yo también. Solía cantar en la iglesia y todo, hasta que comencé a trabajar, y ya no me dió tiempo de ir a los ensayos. Comencé a leer de todo un poco: metafísica, el corán, filosofía, teología, y demás, me casé y mi tiempo se consumía en la rutina diaria... Ir a misa los domingos ya no es una prioridad, prefiero ser una persona honesta y respetuosa sin ir a la iglesia que ir a la iglesia y salir maldiciendo y hablando mal de los demás como veo muchas veces en las personas que viven en la iglesia. Así que voy a la iglesia en las fiestas de guardar y especialmente en las fiestas de la Virgen de Fatima, y organizo esas fiestas junto a mi mamá y un grupo de señoras.

    A mi hijo le he enseñado que existe un Dios Creador, Padre, Omnipotente, que es el Papá del NIño Jesús junto a la Virgen María, él mismo metió al Arcángel Gabriel en el proceso navideño y le hablo de magia. No le hablo de Santa Claus, aunque mi mamá, mi hermana lo hacen, porque me parece mucho más fantasioso y me gusta más la tradición del cumpleaños de Jesús a enseñarle que viene un señor gordo a traer regalos por que si.

    Me gusta enseñarle que las cosas tienen una razón de ser, y la verdad me he estado debatiendo entre si decirle o no la verdadera fuente de los regalos desde el principio, pero en todas partes: escuela, abuelos, tios, le hablan de que los regalos los trae un Santa Claus (ya me pregunta quien es ese) o el niño Jesús, así que ya ni modo, me apego a la tradición, pero no quiero exagerar con eso.

    Cuando a mi hermana (3 años mayor que yo) le dijeron que eran papa y mama quienes traian los regalos, yo caí en ese lote también, ella no se guardó el secreto para que yo disfrutara unos años más la fantasía. No quisiera que mi hijo pasara por eso, por la desilusión, por eso no quiero inculcarle mucho, prefiero que crea lo que a él le parezca.

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  5. Amé tu post... yo soy una mezcla extraña, tengo un aparte muy racional y otra muy fantasiosa y soñadora.Creo qen Dios pero no en la Iglesia. Soy a¡fanática de la filosofía existencialista y Sartre y Camus son de mis autores preferidos.

    Yo crecí amando la Navidad, era el momento en que mi familia se reunía, festejábamos al Niño Dios (nunca fuimos de Santa en mi casa, el chsite del 24/25 era que nacía Jesús) y al día siguiente llegaban los regalos... los esperábamos muy ilusionados.

    Cuando fui un poco más grandecita empecé a dudar sobre el gran misterio de la llegada de los regalos, pues me imagino que mi mamá por falta de tiempo envolvía los regalos con los mismos papeles que los regalos para la familia, o el Niño Dios nos dejaba cartitas con la letra de mis papás jajaja. La verdad no me importó que fuera un teatro, igual me emocionaba y me parecía y sigue pareciendo una linda tradición.

    Mi esposo es el caso contrario, el se parece en mucho a la autora del artículo que comparte, y eso que sus papás son muy religiosos. Sin embargo creo que los Reyes si le traían regalos.

    Ahora que Nico está con nosotros me muero de ganas de festejar con él la Navidad, a su papá no le gusta ni decorar la casa (además no hay mucho espacio) pero yo ya me las ingenié para poner algo. También ya tengo los regalos que el Niño Dios le va a traer y estoy super dispuesta a hacer todo el show pues no encuentro algo más maravilloso que la inocencia de los niños y su capacidad para ensoñar.

    Si Nico decide un día que son puras patrañas, pues será su decisión y estará muy bien, igual lo voy a seguir amando con locura.

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  6. Creo que todas las posiciones son respetables y de hecho en ocasiones hacemos lo que hicieron con nosotros porque pensamos que es lo mejor o bien hacemos lo opuesto, como sea esa decisión en realidad no nos define como personas, así que adelante todos con ilusiones o sin ellas, lo más importante es amar y respetar a nuestros hijos y todas ustedes que comentaron sé que son mujeres que lo hacen.
    Gracias por compartir. Saludos y un beso.

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  7. ¿Y ahora que pasó un año, aun sigues pensando lo mismo? ¡Cómo me gusta lo que escribes!

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    1. Oli, es un honor para mi que te tomes el tiempo de leer y de comentar, porque a mi me encanta lo que escribes, lastima que no tengo todo el tiempo que quisiera para leerte y además soy medio desorganizada.
      Y sobre el post, pues si, sigo pensando igual, mi hijo sabrá de los reyes hasta que el quiera creer, me encanta la ilusión y ya veremos como se dan las cosas, ahora es aun pequeño, igual y alguien le dice algo en la escuela y resulta que lo cree y no quiere creer que existan, o puede ser como yo, que lloro con las películas de santa y que me encanta creer, aunque sé que es imposible. Tal vez en un mundo ideal.

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