miércoles, 2 de noviembre de 2016

2 de Noviembre, una ilusión más.

Hace días platicaba con mi esposo sobre lo difícil que se ha vuelto creer en estos días, de pronto pareciera que el ser humano por naturaleza necesita creer en algo y siguen surgiendo religiones u otras creencias nuevas, pero por otro lado muchos también dejamos de creer, las circunstancias o decepciones también influyen para que de pronto algunos (como yo) nos apartemos de dios, las creencias o tradiciones son otra cosa, al menos yo las veo diferente, las circunstancias en mi caso y unas cuantas decepciones me han hecho apartarme del dios en el que yo creía y ahora es mi primer día de muertos llena de mil sentimientos, no dejo de sentir amor, pero también tengo momentos de ira, tristeza, abandono, enojo,  odio, rencor, por momentos río, por momentos lloro, por momentos recuerdo cosas lindas y luego vuelvo a enojarme y a preguntarme ¿Por qué?, antes de este día de muertos siempre ponía mi ofrenda y creía firmemente que era para los muertos, así me lo enseñaron, así lo aprendí y así lo hacía, pero este año no sabía si podría poner, una parte de mí decía que si, pero otra parte extrañaba más el hecho de que mi Papá y yo poníamos juntos la ofrenda a mi abuelo, así que me debatía entre el querer y el deber, al final llegamos a la conclusión de que así como los niños crecen con la ilusión de Santa o los Reyes o el ratón de los dientes, así nosotros o en este caso yo tengo la ilusión de que el 2 de Noviembre se abre una puerta mágica que permite que nuestros muertos vengan y nos visiten, es triste también, pero es una ilusión, así que nos preparamos para poner una pequeña ofrenda, en nuestra pequeña casa, tratamos de poner algo de lo que le gustaba a mi papá y me arrepentí de no haber comprado un chile en nogada que le encantaban y congelarlo y descogelarlo para que estuviera listo para este día, es triste porque de pronto no acepto que no este aquí conmigo, de pronto me pasa algo y pienso en hablarle y contarle lo que me pasa, tristemente me he dado cuenta que existen vacíos que nada ni nadie pueden llenar, y no que busque llenarlos tampoco, pero son tan grandes esos huecos y el vació es tan inmenso que es horrible vivir así, hasta ahora puedo decir que sobrevivo, que cada día que pasa agradezco por tener una maravillosa familia que me permite seguir a flote. 

El día de ayer 1 de Noviembre iba saliendo de casa con mi hija de 2 años y antes de salir volteó hacia la ofrenda, movió su manita y dijo en su lenguaje "adiós abuelo", no quise creer nada, pero algo dentro de mí me decía que mi ilusión no esta mal, aunque también mi lado "Científico" se niega a creer que es verdad, que esas cosas son imposibles, pero bueno, no dije nada, el día de hoy 2 de Noviembre le puse un vestido que le hizo su abuela y de pronto me dijo algo y le entendí "abuelo" pero me parecía imposible y le comenté que si me quería decir algo sobre el vestido que le hizo su abuela, pero me dijo "no abuelo", le explique que su abuelo no estaba aquí y me dijo "si esta aquí", cuando le insistí que dónde me señalo el piso en medio de la sala y me dijo "aquí, aquí esta". 

Así que de pronto me siento contenta de haber puesto una concha de chocolate en la ofrenda y un tamal de fríjol, me da gusto pensar que mi Papito vino y que paso a saludarnos aunque yo no pueda verlo, dicen que los niños tienen una conexión diferente con los muertos, con las almas y con lo paranormal, tampoco se si creerlo, pero como dije, tengo una ilusión, soy como niña, creo en algo que otros creen imposible, creo que los muertos vienen y nos visitan. Antes ponía mi ofrenda más como una tradición que me inculcaron, pero ahora será con otra convicción diferente y con la ilusión de tener a mi Papito en casa. 

Mil gracias por leer.